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Fotografías | Sarah Alvarado
¨SE ROMPIÓ UNA TAZA Y NADIE SE FUE¨ | Marisa Raygoza | Abril 20, 2019
La obra de Marisa Raygoza se desarrolla entre lo objetual y lo hecho a mano. Su obra muestra el resultado de un trabajo minucioso y personal.
Raygoza en su exposición individual más reciente: “Se rompió una taza y nadie se fue”, desarrolla una geografía del hogar a partir del objeto, presentándolo en un estado “imperfecto”.
¿Cómo nos vamos construyendo y deconstruyendo diariamente en el interior de la vida doméstica?, a partir de esta pregunta damos inicio a una serie de reflexiones íntimas al enfrentarnos a los objetos cicatrizados de Marisa.
Una cadena de utensilios de uso doméstico abruptamente fracturados y revestidos bajo una nueva piel sugieren un ir y venir de tragedias, desilusiones, enojos y desacuerdos que se generan en la vida doméstica.
Desapegos, distancia y fracturas.
El hogar es para Raygoza un contenedor, el escenario de actos, en donde se interrumpe la quietud o el bienestar y los objetos fracturados son a su vez una radiografía de nuestra condición de metamorfosis ante el caos.
Al pasar el tiempo nos transformamos.
Al contenernos nos fracturamos.
Al cambiar de piel nos mimetizamos en el otro yo.
“Se rompió una taza y nadie se fue”, sugiere también la posibilidad de una liberación a partir de la ruptura.
Nadie se fue: indica también un anclaje que al mismo tiempo nos permite transformarnos para dar inicio a la sobrevivencia en la jungla doméstica.
Mónica Arreola.
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